HOLA COMPAÑEROS, ME HE DADO A LA TAREA DE LEER LIBROS, ENTRE ELLOS LOS DOS ULTIMOS TOMOS DE "ANTES DEL OLVIDO" DEL COMPAÑERO VOLODIA. EN EL TOMO IV ENCONTRE UN PEQUEÑO TESORO QUE LES HAGO LLEGAR Y QUE ENTREGAREMOS A LA JOTA EN VALPARAISO COMO REGALO DE CUMPLEAÑOS. ESPERO QUE LO LEAN, LO DIVULGUEN Y LO REGALEN, PORQUE NO HABIA LEIDO ALGO TAN PEDAGOGICO Y BREVE PARA JOVENES Y NIÑOS. UN ABRAZO FRATERNAL DE NORMA.
NORMA ALDONEY
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CAPÍTULO L
UN CARTÓGRAFO DIBUJA LA HISTORIA
386. Los nombres desaparecidos de la pampa.
El 30 de agosto de 2003 me encontraba indispuesto cuando se realizó, en el Museo de la solidaridad Salvador allende, la presentación del libro del arquitecto Miguel Lawner, La vida a pesar de todo, que contiene una serie de dibujos del autor a propósito y sobre los personajes prisioneros en Isla Dawson, junto al estrecho de Magallanes. En ese campo de concentración permanecieron cautivos muchos dirigentes de la Unidad Popular.
Según todos los oyentes, la intervención de Miguel Lawner fue muy electrizante, de rica profundidad.
...
387. Llegada a Isla Dawson
Telefoneo a Lawner pidiéndole que me envíe una copia de las páginas que leyó en el acto del lanzamiento. Son, de verdad, un complemento y un colofón a este libro. Aquí van textualmente.
Es la madrugada del 16 de septiembre de 1973. Una fuerte sacudida nos anuncia que acaba de varar la barcaza en la cual nos han transportado desde Punta Arenas. En la penumbra se percibe el perfil de unas lomas que caen abruptas sobre una playa desierta. La embarcación rompe el silencio y comienza a abatir ruidosamente su portalón metálico, por el cual nos ordenan descender.
Son las cinco de la mañana y la oscuridad es interrumpida por los focos de algunos vehículos militares estacionados en la playa, lo cual incrementa el dramatismo del momento.
388. Prisioneros de guerra
Un modesto tablón de madera nos permite tocar tierra sin hundir los pies en las aguas. Me equilibro con dificultad y de pronto percibo que estamos pisando nieve. No puedo creerlo... pero sí, es nieve.
Se escucha un coro de insultos y voces de mando que fluyen desde las tinieblas. Nos ordenan formar en filas de a dos, e iniciar una marcha a lo largo de una huella ripiada, cubierta a ratos por retazos de nieve.
Percibo que el camino corre adyacente al mar, remontando y bajando por suaves lomas. Asoman restos de grandes árboles calcinados.
Amanece y para añadir otra dosis a nuestro desconcierto, el horizonte comienza a teñirse de color rosa tras las aguas. el sol no se posa, sino que se alza desde el mar, ¿hasta eso nos habrán cambiado?
Después de marchar unos 40 minutos viramos hacia la izquierda internándonos en dirección a un pequeño bosque que asoma cobijado por una cadena de montes. Se divisan algunas barracas y carpas dispuestas a manera de campamento militar, tras un cerco de latones de zinc y alambradas de púa. Emergen espigadas casetas de vigilancia, desde las cuales vigilan guardias armados.
Ingresamos al recinto flanqueados por una escolta que no cesa de empuñar sus metralletas.
El silencio es sobrecogedor. Solo se escucha el clic metálico de las armas. ¿Qué nos espera? Tratamos de captar algún indicio en el rostro de los soldados que nos rodean. Nada. Herméticos.
Para nuestro desconcierto, el oficial a cargo de la tropa nos ofrece un tazón de café, que ingerimos como un bálsamo en medio del terror que estamos viviendo. ¿Será nuestro último trago antes del ajusticiamiento?
Nos ordenan entregar todos nuestros efectos personales: lapiceros, billeteras, dinero o cédula de identidad, que un sargento de la Marina acumula desordenadamente al interior de una decrépita caja de zapatos.
Concluido el trámite, somos allanados nuevamente según la modalidad ya habitual de abrir piernas y brazos de cara a un cerco formado por altas planchas de zinc. Finalmente, nos congregan para escuchar las advertencias e instrucciones formuladas secamente por el comandante del campo.
Nos enteramos de que somos considerados prisioneros de guerra y debemos obedecer todas las normas reconocidas por dicha condición. Cualquier desacato será castigado severamente, aplicando la ley marcial en caso de tentativa de fuga.
389. Los hombres números
Nos informan del régimen de alimentación y del trabajo forzado al cual estaremos sometidos.
El comandante añade que desde ese momento deberemos olvidar nuestros nombres. Pasamos a ser solo un número. Queda estrictamente prohibido referirse a los demás por su nombre. Al registrarnos y hacer entrega de nuestra documentación, se le ha asignado una clave a cada uno de nosotros. A mí me correspondió el número S-31. S por Sierra, del alfabeto en clave de la marina, empleado esta vez para identificar a los prisioneros provenientes de Santiago, a diferencia de los de V, por Vela, utilizado días después para identificar a los compañeros detenidos en Valparaíso, y que se unen a nosotros una semana más tarde.
Concluye su intervención el comandante señalando lo siguiente: “Ustedes están confinados en la Compingim, base de una Compañía de Ingenieros de la Infantería de Marina, situada en la Isla Dawson”.
Hasta entonces, ninguno de nosotros conocía la existencia de dicha isla, ignorada por lo demás, para la inmensa mayoría de los chilenos. Solo al día siguiente, algo repuesto del shock provocado por el bombardeo a La Moneda, el flaco Toha recordó que había viajado un año antes, en su calidad de ministro de Defensa, a entregarle la isla a la Armada. Esta institución había solicitado su expropiación acogiéndose a las disposiciones de la Reforma Agraria, por su valor estratégico al estar situada en el corazón del Estrecho de Magallanes.
En cuanto se extendió por el mundo la noticia de nuestro confinamiento en ese lugar remoto, Dawson perdió su anonimato. Se convirtió en símbolo universal del terror, adquiriendo una connotación solo comparable a la alcanzada por los campos de exterminio nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
Gobiernos y parlamentarios de todos los colores políticos en todos los continentes, altas autoridades eclesiásticas, eminentes artistas e intelectuales, organizaciones sindicales, femeninas y culturales, alzaron su voz exigiendo la clausura del campo de concentración levantado en la isla.
390. Imágenes recordatorias
Permanecimos allí por ocho meses, hasta que la presión internacional obligó a trasladarnos a la zona central. Con otros compañeros de cautiverio fui encerrado por dos meses en el siniestro subterráneo de la Academia de la Fuerza Aérea en Las Condes, y destinado enseguida por un año al campo de concentración de Ritoque. Finalmente, un mes antes de mi expulsión de Chile, en junio de 1975, debí sufrir un último mes de reclusión en una celda de Tres Álamos.
Las imágenes que hoy presentamos ilustran mi recorrido por esta cadena del horror, sin que hasta el día de hoy haya recibido alguna explicación sobre las causas que motivaron este calvario. Jamás fui sometido a proceso. Nunca se formuló cargo alguno en mi contra.
La primera edición de estos dibujos vio la luz el año 1976, en Dinamarca.
Corrían días en que era vital salvar las vidas de miles de chilenas y chilenos acosados por la DINA. La publicación de estos dibujos contribuyó a documentar la solidaridad internacional con nuestro pueblo, y a mostrar la naturaleza fascista del régimen militar.
Han sido necesarios treinta años para avanzar en el esclarecimiento de la verdad. La reciente designación de jueces de dedicación exclusiva encargados de activar los juicios por las violaciones a los derechos humanos, ha permitido confirmar, sin lugar a dudas, la magnitud de las atrocidades cometidas por la dictadura, individualizando a muchos de sus autores.
Ahora, nadie puede negar que en Chile se secuestró, se torturo y se violó a miles de nuestros compatriotas.
391. El clamor del “nunca más”
Ahora, ya sabemos que la dictadura ejecutó ilegalmente a un gran número de chilenos, que los sepultó ilegalmente en socavones remotos o en las arenas del desierto, que exhumó ilegalmente sus cadáveres para quemarlos o triturarlos, y que en otros casos los lanzó al mar después de atarles una barra metálica a fin de sumergirlos para siempre en las profundidades del océano.
Esta publicación, ahora, es un testimonio más de sucesos que no tenemos derecho a olvidar, y ayuda a cimentar el clamor de NUNCA MÁS compartido por la inmensa mayoría del país.
Muchos de los criminales han gozado de impunidad hasta ahora. Como ya resulta imposible seguir soslayando sus responsabilidades, comienza a circular una nueva estrategia destinada a otorgarles otro salvavidas. Se trata de la tesis de todos somos responsables.
Conforme a este razonamiento, nosotros seríamos culpables del clima de polarización política y social que desembocó en el golpe militar. Por lo tanto, debemos asumir nuestra responsabilidad, análoga a la de quienes violaron los derechos humanos.
Es la perversa tesis del empate, ya que, en definitiva, si todos somos responsables, al final nadie tiene la culpa.
Tomás Moulián sostiene que –conforme a esta extraña lógica- “habría que afirmar, por ejemplo, que la República de Weimar fue responsable de los crímenes de Hitler”.
No es posible aceptar que nuestros errores puedan justificar el genocidio que practicó el régimen de Pinochet. No tenemos ninguna, ni la más mínima responsabilidad en los crímenes de lesa humanidad cometidos durante su mandato.
392. Gobierno de la Unidad Popular
En los últimos días han proliferado reportajes sobre el gobierno de Salvador Allende y el golpe militar. Algunos han sido impactantes y objetivos, poniendo al descubierto mentiras tan burdas como la existencia del Plan Z, pero en los juicios respecto del gobierno de Allende, aún prevalece el sesgo de exhibirlo como un régimen donde predominó el caos y la violencia. Que violó la Constitución y las leyes, y que intentó imponer su programa a sangre y fuego.
El programa impulsado por la Unidad Popular fue elaborado a lo largo de veinte años, a partir de la primera candidatura de Allende a la Presidencia en 1952. Respondió a las aspiraciones de los trabajadores, de campesinos, profesionales y capas medias, mujeres y jóvenes, siempre postergados en sus anhelos. Fue concebido en largas jornadas de estudio, con la colaboración de economistas de prestigio internacional, como Pedro Vuskovic, Max Nolf, Carlos Matus, Alban Lataste, Gonzalo Martner García, Alberto Martínez y otros, todos los cuales asumieron más tarde altas responsabilidades de gobierno.
La Unidad Popular formuló la vía pacífica al socialismo, señalando la necesidad de llevar a cabo importantes reformas estructurales: la nacionalización DEL COBRE, LA Reforma Agraria y el fin del dominio monopólico sobre el aparato industrial, abriendo paso al área social de la economía.
Nuestro programa estaba lejos de ser un exabrupto sectario. Sus postulados eran muy semejantes a los de Radomiro Tomic, candidato democratacristiano en la misma elección de 1970, el cual afirmaba que “las estructuras sociales ya no sirven más en Chile... es impostergable la transformación de la vieja institucionalidad, de base social minoritaria y de expresión capitalista, en un nuevo orden social vitalmente democrático... nacionalizaremos de inmediato e integralmente las principales empresas del cobre... etc.” (Sergio Bitar: Transición, socialismo y democracia. La experiencia chilena. México, 1979).
Por su parte, el cardenal Raúl Silva Henríquez dijo: “Las reformas básicas contenidas en el programa de la Unidad Popular son apoyadas por la Iglesia chilena... Nosotros vemos esto, la Iglesia ve esto con inmensa simpatía... la mayoría de las reformas planteadas por la Unidad Popular coincide con los deseos, con los planteamientos de la Iglesia, así que hay un apoyo claro”. (Entrevista concedida a Las Últimas Noticias, 12 de noviembre de 1970).
393. Todo fue hecho en libertad y democracia
Por añadidura, la CEPAL –organismo de Naciones Unidas- reiteraba insistentemente en todos sus documentos la urgencia de dichas reformas, como único camino para dinamizar la economía de los países latinoamericanos.
En consecuencia, Allende recogió en su programa una aspiración abrumadoramente mayoritaria de la población, y la diferencia con otros mandatarios es que cumplió lo que tanto prometió.
Efectivamente, se puso fin al latifundio que mantenía ociosa gran parte de las tierras productivas, mediante la expropiación de seis millones de hectáreas de suelo agrícola. Es inimaginable el actual desarrollo agrícola de Chile sin las bases que proporcionó la Reforma Agraria, iniciada por Frei y culminada por Allende.
Se nacionalizaron todas las compañías extranjeras del cobre, dando nacimiento a la empresa nacional Codelco, que aun mantiene la propiedad de esas compañías. Tan sentida fue esta acción, aprobada por la unanimidad del Parlamento, que incluso el gobierno militar, con todo su sometimiento a las multinacionales, no se atrevió a revertirla. El Estado chileno conserva la posesión de los grandes minerales hasta el día de hoy, con los beneficios incalculables que ha proporcionado al país a lo largo de estos treinta años. (Pero hoy día la mayor parte del cobre extraído en Chile es propiedad de empresas privadas, sobre todo extranjeras.)
También se nacionalizaron el hierro y el salitre; se estatizó gran parte de la banca privada, y se obtuvo el control del 50% de las empresas monopólicas industriales, que pasaron a conformar el área de propiedad social. La cesantía se redujo al 3% y se logró una rápida redistribución del ingreso a favor de los trabajadores, los cuales dispusieron de la cuota más alta de que se hayan beneficiado en la historia de Chile.
Todos estos cambios fueron realizados en libertad, dentro del marco de las leyes chilenas existentes, o de reformas constitucionales, como es el caso del cobre. Por cierto, con la protesta de los sectores económicos afectados en sus intereses seculares, pero que dispusieron de todas las instancias jurídicas y administrativas para su defensa..
Es interesante recordar ahora las 40 medidas del programa básico, que se cumplieron casi en su totalidad. Perdura en la memoria el asegurar medio litro de leche diario como ración a todos los niños de Chile. Pero hubo otras medidas que aún hoy en día son igualmente significativas, como la limitación de los altos sueldos a los funcionarios de confianza; el máximo de 20 sueldos vitales, como remuneración del Presidente de la República y ministros de Estado; la limitación del uso particular de los autos fiscales; el otorgamiento de matrícula gratuita, libros, cuadernos y útiles escolares a todos los niños de la enseñanza básica.
394. Arquitectos y constructores
En el ámbito de mi especialidad, la vivienda y el desarrollo urbano, los resultados son espectaculares. En el primer año de gobierno se construyó 100.000 viviendas, en circunstancias de que la cifra anual más alta alcanzada anteriormente fue de 52.000 unidades en el año 1965. Esta meta es más elocuente cualitativamente ya que, por una parte, se asignaron en especial a los sin casa y, además, sus méritos de diseño y tecnológicos pueden confirmarse hoy día en muchas ciudades del país, a la luz de lo que ocurre –en contraste- con la precariedad del parque habitacional levantado en los últimos años. Han cumplido tres décadas y gozan de espléndida salud.
A solicitud personal del Presidente Allende, recuperamos el viejo Parque Cousiño que permanecía abandonado, sin riego durante treinta años, convertido en guarida de vagos y delincuentes. Así nació el Parque O’Higgins, que se rehabilitó en solo un año de trabajo. Sus 54 hectáreas fueron cercadas a fin de garantizar la preservación del recinto, se plantaron 20.000 nuevos árboles y arbustos, se amplió la laguna, se habilitó el llamado Pueblito con diversos restaurantes y centros culturales y se pavimentó con hormigón una pista de 650 metros de largo destinada a facilitar la Parada Militar.
La obra de equipamiento más relevante fue la construcción del edificio destinado a recibir la III Asamblea Mundial de la UNCTAC, que tuvo lugar en 1972, y concebido para servir más tarde como el gran centro cultural de Santiago.
En el lapso de nueve meses, fueron levantados 40.000 metros cuadrados en lo que constituyó una proeza de empresarios, profesionales y obreros, despertando la admiración de los santiaguinos que circulaban frente a las faenas.
395. Artistas. Escritores
Los mejores artistas nacionales se integraron a la obra: Bernal Ponce iluminó como un volantín la linterna exterior sobre el acceso principal. Marta Colvin labró una piedra situada en el patio interior. Ortúzar fundió en metal “La fuente de los cuatro mundos”, emplazada frente al acceso por Villavicencio. Castillo esculpió un busto en bronce que nos recibe en el vestíbulo central. Nemesio Antúnez diseñó los pavimentos frente al casino. Balmes, Gracia Barrios, Guillermo Núñez, Mario Toral e Iván Vial vistieron los paramentos de las salas de reuniones con grandes tapices o murales. Egenau moldeó los tiradores de las puertas, Bonatti el sistema de lámparas interiores. Modestas bordadoras de Isla Negra tejieron la loca geografía chilena en un inolvidable tapiz multicolor y el imaginativo mimbrero Manzanito colgó varios peces gigantes desde el cielo del casino.
La Editorial Quimantú multiplicó la publicación de libros y revistas. Las ediciones alcanzaron cifras de 50.000 ejemplares. Nunca antes ni después ha existido semejante explosión cultural. La mejor literatura se ponía al alcance popular exhibiéndose en los kioscos de diarios.
Artistas totalmente comprometidos con el proceso de cambio social que tenía lugar en nuestro país, tales como Violeta Parra, Víctor Jara y Patricio Manns, alcanzaron una dimensión universal. Lo mismo ocurrió con grupos musicales como Quilapayún e Inti Illimani. El afiche y la pintura mural callejera iluminaron con una apoteosis de color y alegría las calles de nuestras ciudades, alcanzando un nivel artístico que trascendió fuera de nuestras fronteras.
396. Algo de lo hecho en los mil días
En fin... Imposible resumir en este encuentro todas las realizaciones y la explosión creativa que acompañó al gobierno de Salvador Allende. Todo esto en sólo mil días.
Limitarse a mostrar la situación conflictiva de los últimos meses como balance de lo que fue el gobierno de la UP es una grosera manipulación de la verdad. También es inaceptable que se nos exija –una y otra vez- reconocer nuestros errores, ocultando deliberadamente o tergiversando los indiscutibles méritos del gobierno. Es verdad que pudimos haber hecho mayores esfuerzos por evitar la crisis institucional, pero ningún gobierno sufrió una agresión más brutal, más sostenida, más cruel y despiadada, que el gobierno de la Unidad Popular.
No olvidemos que Nixon ordenó hacer aullar nuestra economía, aun antes del ascenso de Allende al poder, y el comité de los 40 de Washington asignó millones de dólares para financiar la sedición. También recordemos que la palabra desestabilización en el sentido político, se utilizó por primera vez para el caso de Chile. Justamente para describir el conjunto de acciones de propaganda, de manipulación, de provocación, de tergiversación, y de sabotaje organizadas por la reacción criolla e internacional a fin de derribar a Allende a cualquier precio.
A estas alturas, después del desmoronamiento de la Unión Soviética y del llamado socialismo real, la modesta experiencia nuestra esforzándonos por materializar los cambios sociales en libertad y democracia, perdura en la memoria colectiva universal como un ejemplo y crece con el transcurso del tiempo.
La historia de Chile no conoció otro período más realizador y creativo a favor de los intereses populares, y este noble propósito tuvo su reconocimiento fuera de nuestras fronteras.
397. Aplaudido por el mundo casi entero
Al enterarse de la muerte de Allende, y once días antes de su propio fallecimiento, Pablo Neruda escribió lo siguiente:
Donde estuvo, en los países más lejanos, los pueblos admiraron al Presidente Allende y elogiaron el extraordinario pluralismo de nuestro gobierno. Jamás en la historia de la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, se escuchó una ovación como la que le brindaron al Presidente de Chile los delegados de todo el mundo. Aquí, en Chile, se estaba construyendo, entre inmensas dificultades, una sociedad verdaderamente justa, elevada sobre la base de nuestra soberanía, de nuestro orgullo nacional, del heroísmo de los mejores habitantes de Chile. De nuestro lado, del lado de la revolución chilena, estaban la Constitución y la ley, la democracia y la esperanza.
La humanidad no ha olvidado la tentativa de Allende y la Unidad Popular por abrir paso a un cambio social profundo mediante la vía pacífica, y esta experiencia continúa despertando admiración en todo los rincones del planeta.
No es por azar que después de treinta años, se multiplican en Europa y América Latina, los actos de homenaje a Allende. Nuevas Plazas, calles y avenidas se sumarán a las numerosas que ya existen, portando el nombre de nuestro inolvidable compañero Presidente.
Es correcto y necesario analizar las causas que nos llevaron al desenlace final, pero me parece más importante profundizar en las condiciones que hicieron posible la existencia de un gobierno tan realizador y consecuente. ¿Cuáles fueron las circunstancias que permitieron gatillar los mejores valores que anidan en todo ser humano?
¿Cómo fue que logramos elevar la conciencia de miles y miles de humildes obreros y campesinos, de modestos pobladores, de funcionarios públicos, de artistas y profesionales, de jóvenes y mujeres que trabajaron día y noche, sin exigir el pago de horas extras, concertados en la misión de construir una sociedad más justa y solidaria?
398. No se puede vivir de nostalgias
Ése es nuestro desafío ahora. No se puede vivir de nostalgias, pero nadie tiene derecho a negarle a nuestros jóvenes hoy día el derecho a soñar. Es una tarea impostergable la necesidad de construir una alternativa viable al modelo neoliberal imperante.
El legado de Allende es el que debe inspirarnos. Su ejemplo es hoy patrimonio de la humanidad progresista y nuestro deber es preservarlo y recrearlo teniendo presente las nuevas condiciones.
Hay que examinarlo a la luz del actual proceso de globalización, irreversible por cuanto corresponde al desarrollo de las fuerzas productivas. De lo que se trata es de aprovechar estas nuevas condiciones del desarrollo en beneficio de las mayorías, y no de una minoría ligada a las grandes compañías multinacionales.
Excúsenme por haber derivado en este análisis político. Me ha parecido necesario para entregar, desde el interior del gobierno, una visión que intenta salir al paso de tantas imágenes sesgadas.
Estos dibujos también son una confirmación de nuestro profundo humanismo, de los valores acuñados tras tantos años de compromiso social, y que nos permitieron resistir con dignidad las peores vejaciones, sabiendo que con nosotros estaba la vida a pesar de todo.
399. Chile es un país largo y estrecho.
Esto es lo que dijo Miguel Lawner en Santiago, el 30 de agosto de 2003 en el Museo de la Solidaridad Salvador Allende y que me trajo también a la memoria aquel lanzamiento de 1952 de Hijo del salitre, con el mapa trazado por él sobre el desierto del Tamarugal, la pampa de Tarapacá, apertura y cierre del siglo XX, que dejó grandes cosas y también heridas aún sin cicatrizar, anonadantes.
Al sur del Perú, la pampa trágica. Al sur de Chile, el presidió de Isla Dawson.
Fueron cuatro mil kilómetros de largura, de desdicha, de retratos y autorretratos y también de dignidad, aunque doliera. País acreedor de mejor suerte, de naturaleza maravillosa y un pueblo que labrará mejor su propio destino en el siglo XXI. Tal es mi esperanza.
Volodia Teitelboim (Antes del olvido IV) UNSOÑADOR DEL SIGLO XXI
Ed. Sudamericana Santiago de Chile 2004
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