lunes, 25 de enero de 2010

PC CHILE: INFORME Y RESOLUCIONES AL XVI PLENO



INFORME AL PLENO DEL COMITE CENTRAL
(23 de enero 2010)

Escrito por oficina de prensa PARTIDO COMUNISTA DE CHILE
Presente edición de PROYCOM-VOZSIGLO21
25 de Enero de 2010

I

El domingo 17 de enero, luego de confirmarse que el nuevo presidente del país era el candidato de la derecha, Sebastián Piñera, el presidente de nuestro partido y diputado electo, compañero Guillermo Teillier, acompañado de dirigentes del Juntos Podemos, del Frente Amplio y de la Nueva Izquierda, señaló que el resultado de la segunda vuelta presidencial era una mala noticia para Chile y para América Latina. Y agregó que la responsabilidad de esta situación es de la concertación y de la política de los consensos implementada, “en la medida de lo posible”, por sus gobiernos siempre en acuerdo con la derecha.

Dijimos en esa ocasión, que la causa de este resultado es el descontento social creciente que cursa en nuestro país y que ante este cuadro, la izquierda chilena será oposición al gobierno de Piñera y buscará con amplias convergencias enfrentarlo y defender los derechos e intereses de los trabajadores y de las grandes mayorías.

Los votos nulos y blancos bajaron a 242 mil, contra 284.369 en la primera vuelta, pero la abstención aumentó de 11% a 12%, es decir, 965 mil inscritos no fueron a votar. En definitiva, Piñera se impuso a Frei por 3,23 % (51,61 versus 48,38).

Piñera obtuvo los 506.524 nuevos votos que le dieron su estrecha victoria del 36,3% de la votación de Marco Enríquez-Ominami (ME-O), de 1,4 millones de sufragios. La CEP había anticipado que a lo menos el 30% de la votación de Marcos se iba a Piñera en segunda vuelta. Fue todavía más

Ambos candidato también captaron algunos de los 42 mil votos nulos/blancos de la primera vuelta que en el balotaje se convirtieron en sufragios válidos.

La votación válida descendió el domingo en 106.445 sufragios respecto al del SI y el NO de 1988. Hace 21 años votaron 7.251.930 y ahora lo hicieron 7.145.485.

El padrón electoral chileno tiene 8.110.265 electores inscritos, pero la población habilitada para votar asciende a 12,18 millones. Hay un 31% que no está en el padrón y tiene menos de 40 años. Se trata de 3,8 millones de ciudadanos. Desde 1988, el padrón creció sólo 9%.

La concertación tiene ahora 19 integrantes del Senado, frente a 16 de la derecha y tres independientes. En Diputados existe un virtual empate entre los 120 legisladores, con el dato no menor que de esos diputados 40 son de la UDI.

En este cuadro, la incidencia de los tres diputados comunistas electos y más algunos independientes puede ser muy relevante, en varios sentidos.

Hay que tener presente un dato no menor: La derecha no ganaba una elección presidencial en Chile desde 1958. En ese año, conquistó el gobierno por la vía de elecciones con Jorge Alessandri, apoyado por los radicales de derecha y una derecha que tenía serias dificultades para articular fuerza política. Jorge era hijo de Arturo Alessandri y jefe de empresas como lo es Piñera. En esa ocasión, Salvador Allende se postuló por segunda vez y perdió por escasos 30 mil votos. En 1964, Alessandri hijo le entregó el país a la llamada “revolución en libertad” del demócrata cristiano Eduardo Frei Montalva, padre del candidato perdedor del domingo. En 1970, y después de cuatro intentos, Salvador Allende conquistó el gobierno con una nueva versión del Frente Popular de 1938, la Unidad Popular, cuyo gobierno fue derrocado cruentamente por un golpe militar, respaldado e impulsado por buena parte de quienes ahora son el soporte político de Sebastián Piñera.

Lo grave de la actual situación política es que es la misma derecha golpista, esencialmente, la que ha conquistado el gobierno por la vía de las elecciones. Una derecha que fue partidaria del golpe y soporte fundamental de la dictadura de Pinochet; que nunca ha reconocido su responsabilidad política y ética por todo lo ocurrido, especialmente por las graves violaciones a los derechos humanos; que siempre ha buscado la impunidad, el borrón y cuenta nueva y que tiene como gran aspiración profundizar el capitalismo salvaje que se impuso a sangre y fuego con la descarada intervención del imperialismo norteamericano en nuestra patria. Una derecha que ha comenzado rápido a desplegar su acción en contra de los trabajadores y sus organizaciones; cuestionando los procesos de emancipación que cursan en el continente y anunciando medidas que van a favor del gran empresariado.

II) EL CUADRO POLITICO QUE SE EMPIEZA A PERFILAR

La dictadura fascista duró 17 años. La Concertación ha gobernado 20 años. La derecha acumula de nuevo todo el poder, pero esta vez, con elecciones mediante.

Acumula el poder económico (el presidente electo es parte del minoritario grupo que controla el capital financiero y bancario que opera en Chile, tiene su propio grupo de grandes empresas y es parte de la exclusiva lista de los billonarios más grandes del mundo); concentra el poder mediático (dos de sus estrechos aliados son dueños de los diarios de mayor alcance y ahora su sector político controla prácticamente todos los canales de televisión abierta y todas las cadenas de radio en el país); dirige el poder ejecutivo; a lo menos se puede decir que cuenta con una alta simpatía del mando militar, y también en el mundo eclesiástico y parte del mundo judicial. En este sentido, es importante destacar las señales de distancia e independencia que ha adoptado el nuevo presidente de la Corte Suprema respecto de Piñera.

A este cuadro se deben sumar los llamados “poderes fácticos” todavía plenamente vigentes.

Piñera no controlará totalmente el poder legislativo y el poder municipal. Tiene escasa influencia en los movimientos sociales en general y de trabajadores organizados y pretende avanzar rápido en una ofensiva en contra de la CUT, de las organizaciones sociales populares y favor de mayor precarización laboral, contando con el apoyo entusiasta del gran empresariado.

Esto es lo que explica que Piñera, rápidamente, haya anunciado un gobierno de “unidad nacional” y pida reponer a plenitud la “política de los acuerdos y consensos” con la concertación, mientras algunos de sus partidarios ya emiten gritos de venganza y revanchismo.

Es necesario hoy intentar responder la pregunta: ¿Porqué y cómo llegamos a esto?.

Desde un punto de vista democrático, esto es, desde la relación entre Democracia y Estado Nacional, para ser claros, si nos remontamos a la historia reciente, para comprender el futuro, en una buena medida el escenario político chileno actual se explica por la crisis y el agotamiento de una llamada "transición pactada", "democracia de los acuerdos", "política de los consensos en la medida de lo posible" que ha tenido como principales y hegemónicos protagonistas a la concertación y sus gobiernos y a la derecha que proviene y respaldó estructuralmente a la dictadura de Augusto Pinochet.

No es un dato menor, y tampoco puramente discursivo, el hecho que tres candidatos presidenciales democrático formularon la necesidad de cambiar definitivamente la constitución política heredada de la dictadura fascista.

Insistimos, no es menor porque allí se instala y se explicita la contradicción fundamental entre quienes sí postulan un país auténticamente democrático y quienes desean mantener el sistema actual con un poder autoritario y heredado de la dictadura.

Este camino y esta autodefinida "gobernabilidad", entre la concertación y la derecha, no ha podido dotar a Chile de un estado auténticamente democrático; de justicia social; de independencia nacional.

Los gobiernos de la concertación implementaron una política neoliberal que ha llevado a la derecha a controlar el poder ejecutivo. La concertación no tuvo voluntad política para cambiar de rumbo. Han mantenido hasta el final, como un supuesto valor democrático, el entendimiento con la derecha para sostener una supuesta “gobernabilidad democrática”. No pudo ni quiso mantener los altos niveles de movilización popular que hicieron posible el desplazamiento de la dictadura. No estableció de cara al pueblo las profundas diferencias de contenido que existían entre el programa original de la Concertación y los planteamientos del continuismo neoliberal que sostenía Büchi. En la hora de los “consensos en la medida de lo posible” se enmascararon las diferencias, se invisibilizaron los contenidos de clase de los proyectos.

En el Chile de la concertación no existe la lucha de clases. Los publicistas de gobierno y de oposición de derecha escriben rabiosamente contra las posturas “decimonónicas” del PC, que pretende reivindicar como históricamente vigente la disputa por la plusvalía.

Cada vez hay menos trabajadores y más emprendedores. El trabajador calificado deviene técnico y, como tal, más que asalariado, es forzado a integrarse a las capas llamadas “emergentes”, política y socialmente asépticas, que se reproducen en los sectores de la economía que asumen mayores tasas de crecimiento en la perspectiva del papel asignado a Chile en la globalización capitalista del siglo XXI. Y así, por acción o por omisión, la concertación mantiene vigente un esquema de polarización política que no difiere prácticamente en nada durante los 20 años. No pudo o no quiso disputar políticamente a la derecha su sector de influencia popular, en la medida que para ello debía entrar a golpear a la burguesía – si, a la burguesía – donde le duele: su condición de explotadora, de “chupasangre” en las palabras de Escalona que provocaron un escándalo. Su responsabilidad en este sentido es ineludible y podemos decir, ahora, que la izquierda chilena y el Partido Comunista hace ya muchos años advirtió de esta situación, especialmente a partir del año 1996, cuando la propuesta de un pacto electoral por cambios democráticos tenía como objetivo frenar el avance de la derecha en toda la sociedad chilena.

En una buena medida, la causa que explica lo ocurrido en nuestro país en la segunda vuelta presidencial es la expresión de un descontento social creciente, transversal y que se generaliza. Ese descontento está en la base de todo lo que ha ocurrido. Aunque ello no se expresa en una sola alternativa política y tampoco en el respaldo mayoritario a quienes postulan transformaciones reales y de verdad en pro de las mayorías nacionales. Este descontento social creciente tiene incluso expresiones contradictorias y duras, como es el hecho que la derecha alcance el poder que ahora ostenta y el ponderado electoral que tiene actualmente.

El descontento social se incrementa y se expresa en todos los ámbitos de la vida social e individual: mala salud, mala educación, muy bajos salarios, malas y pocas viviendas, permanente ausencia de trabajo, inseguridad, ausencia de pluralismo, temor, carencias que se reflejan en profundos vacíos de identidad individual y social, fuertes quiebres en la subjetividad personal y colectiva y una práctica del arte y la cultura marginal y hegemónicamente mercantilista. El consumismo y el individualismo simplemente provocan fuertes grietas de carencias y vacíos.

Pero también este descontento se expresa en un rechazo generalizado de la ciudadanía y el pueblo a formas políticas que reducen la participación ciudadana a una anécdota y mantienen la exclusión en muchos planos.

La derecha, para conquistar el gobierno, es decir, el espacio de poder que requería para tenerlo todo, ha sabido criticar estas expresiones de la que es también parte dirigente y sustantiva, y ha tenido la habilidad, amparada en su hegemonía mediática, para culpar a la concertación de tales fenómenos.

¿Pero son sólo la concertación y la derecha los co-autores de este camino político que ha llevado a la derecha al gobierno?

Para ser claros, no. También el sector que apoyó a Marco, que se abrió camino por momentos en forma brutal, violenta, divisionista y plagada de descalificaciones, es parte del tronco histórico y político de este camino, esto es, el de la "democracia de los acuerdos" entre concertación y derecha. Ellos provienen de ese camino impuesto por décadas. Por eso no es casual que una parte de las fuerzas y los votos que apoyaron a Marco se hayan inclinado a favor de Piñera en segunda vuelta.

Marco, en forma tardía, finalmente respaldó a Eduardo Frei. Pero eso no oculta el gravísimo error que ha cometido y que lo acompañará hacia el futuro: el haber atacado y dividido a las fuerzas de izquierda, descalificando a un sector histórico y fundamental y el haber planteado durante toda la campaña y la primera vuelta presidencial que quienes advertimos del peligro de la derecha sufríamos "el síndrome de Estocolmo" y vivíamos pegados a los "miedos del pasado".

El aval que entregó a la derecha y a Piñera no es ahora ocultable por Marco y quienes lo apoyaron. Ya lo hizo y eso tuvo un efecto que no se puede ahora cambiar: Más del 36% de sus votantes en primera vuelta, se inclinó por Piñera en segunda.
La derecha ha conquistado el gobierno y ha logrado controlar un gran poder. Es claro que hará todo lo posible por proyectar ese poder hacia nuevos períodos gubernamentales.

En este contexto, adquiere mucho más relevancia la tesis política principal que hemos definido para el período histórico, esto es, que en Chile no existe un estado democrático, pero que sí hay espacios democráticos en permanente disputa y tensión. Por tanto, la necesidad de la Revolución Democrática, con mayor razón ahora, se mantiene plenamente vigente y se proyecta con fuerza hacia el futuro. Necesitamos trabajar más arduamente con nuestra política de Revolución Democrática y sus aplicaciones en todos los planos, especialmente en la construcción de la alternativa política y social al neoliberalismo.

En la elección de los tres diputados comunistas y también en las campañas de los compañeros y compañeras que no que fueron elegidos se expresa un hecho de gran relevancia: Una tendencia que se reflejó claramente en las votaciones, ciertamente potenciada por el pacto instrumental, pero también por ese descontento que miró con esperanza hacia los candidatos comunistas y votó por ellos. Esas votaciones son un punto de partida muy importante para plantearnos nuevos crecimientos en la construcción de fuerza política y social en el marco de convergencias amplias y crecimiento de la izquierda. Se han generado grandes espacios para el trabajo de masas del partido en el marco de acrecentar nuestra influencia en el mundo social-territorial.

Debemos generalizar estas experiencias.

Hacia el futuro, los 12 doce puntos establecidos y acordados entre la Concertación y su ex candidato presidencial, Eduardo Frei, y el Juntos Podemos Más-Frente Amplio y el ex candidato presidencial de la Izquierda, Jorge Arrate, son un pilar fundamental para convergencias políticas y caminos de movilización y lucha social.

En su batalla por más democracia y para impedir que la derecha llegara a La Moneda, la izquierda chilena no se equivocó y explicitó con claridad y convicción su determinación:

El voto de la Izquierda fue para Eduardo Frei y ningún voto de Jorge Arrate, de Guillermo Teillier, de Lautaro Carmona y Hugo Gutiérrez, fue para el empresario Piñera.

En el difícil y complejo camino que será enfrentar a la derecha, defender los espacios democráticos y las conquistas sociales y seguir abriendo camino a la democratización del país, los 12 puntos acordados y comprometidos por el Juntos Podemos Más-Frente Amplio y la Concertación, tras la primera vuelta, se convierten en un poderoso instrumento y en una carta de navegación para el futuro. Las luchas sociales y las convergencias políticas tienen en ese instrumento un claro y determinante punto de encuentro y convergencia democrática.

Requerimos con rapidez y fuerza reactivar el Pacto Social y Político que impulsó la Central Unitaria de Trabajadores y que, en esta etapa, fue el inicio de la batalla por romper la exclusión, la cual se expresó exitosamente, primero, en el pacto por omisión en las elecciones municipales, y luego en el gran hecho político que fue el resultado del pacto instrumental parlamentario Concertación-Juntos Podemos.

Estamos ante la demostración objetiva y clara del avance de nuestra política, de la justeza de nuestra línea y de los pasos tácticos que hemos dado. Ahora, lo que corresponde es proyectarla, enriquecerla, mejorarla y enfrentar los nuevos desafíos que son grandes y complejos.

Estamos bien parados con el resultado electoral alcanzado en la primera vuelta presidencial, con un programa de gobierno de izquierda y con aliados que en general comparten nuestra idea de generar las más amplias convergencias y entendimientos para frenar a la derecha en el gobierno.

El haber iniciado la ruptura de la exclusión; el haber abierto una histórica brecha con la elección de tres diputados comunistas nos abre grandes posibilidades políticas.

Preferimos, desde ya, trabajar con la hipótesis de que la derecha y su gobierno tratarán de revertir este avance y evitar nuevos crecimientos.

Requerimos con premura y sentido de urgencia política diseñar un plan de trabajo no sólo para mantener esos tres parlamentarios, sino que crecer significativamente hacia el futuro que está bastante cercano.

Del mismo modo y en esa misma dirección, requerimos un plan de trabajo para avanzar en el terreno de nuestra representación municipal, tanto de alcaldes como concejales.

Estos procesos necesarios son parte sustantiva de nuestra política de acumulación de fuerzas. Con igual énfasis planteamos la urgente necesidad de potenciar nuestra presencia e incidencia en los movimientos y luchas sociales. Vienen tiempos no fáciles para los trabajadores y las mayorías nacionales. Necesitamos fortalecer y hacer crecer cualitativamente a la Central Unitaria de Trabajadores. Piñera ha mostrado rápidamente que buscará golpear a los trabajadores y sus organizaciones de clase principales.

Del punto de vista del cuadro general, existe un serio riesgo de que se produzca una reposición de la política de los consensos, pero ahora con un gobierno de derecha. Tal posibilidad es empujada con fuerza por Piñera, pero también desde la Concertación surgen potentes voces en esa misma dirección estratégica.

La concertación ha entrado en una profunda crisis que no sabemos cuánto durará y cuál será finalmente su resultado.

La derrota electoral, política, ideológica y cultural de la concertación es la base objetiva de su actual crisis.

Es un bloque político que enfrenta severas contradicciones y pugnas de poder internas.

En este proceso que está en curso, se pueden evidenciar a lo menos dos tendencias en la concertación: Por un lado, quienes intentan reponer la política de los consensos y los acuerdos con la derecha, y por otro quienes tratan de abrir espacio a una mayor distancia con la derecha y construir una oposición crítica con entendimientos hacia la izquierda.

En este contexto, en donde seguirá cursando la crisis de la concertación, es bien relevante tener presente los siguientes antecedentes que debemos considerar hacia el futuro:

El pacto por omisión en las elecciones municipales y el pacto instrumental parlamentario concertación-juntos podemos tuvo éxito y logró avances, en medio de ácidas críticas desde la derecha y disensos internos en algunos partidos de la misma concertación, pero que no lograron cuestionar su viabilidad política y electoral.

La Presidenta Bachelet respaldó con énfasis el pacto por omisión y también el pacto instrumental parlamentario.

El candidato presidencial de la concertación respaldó claramente el pacto instrumental y fue protagonista del acuerdo de los 12 puntos. En su último discurso, tras la segunda vuelta, reiteró la idea de alianzas de centro-izquierda.

Todo indica que, para defender lo logrado y seguir creciendo en las representaciones municipales y parlamentarias vamos a necesitar nuevos pactos con la concertación o con las expresiones que adopte ese conglomerado, en función de las formas que tomen las nuevas tendencias que se expresen en el bloque.

En este cuadro, el partido debe fijar posiciones.

Claramente vamos a levantar una oposición sostenida al gobierno de Piñera. Vamos a defender lo conquistado por los trabajadores y el pueblo; vamos a resistir los embates en contra de las mayorías nacionales y vamos a empeñarnos por continuar abriendo paso a la democratización política y social del país. La lucha y la movilización social, junto con los entendimientos y convergencias, son los instrumentos para esta tarea.

Sin embargo, no es suficiente ser sólo oposición a la derecha y su poder.

Nuestra meta debe ser la derrota de la derecha y la conquista de un gobierno de nuevo tipo sobre la base de un programa de gobierno efectivamente democrático, de justicia social, de participación y de fuerte vocación latinoamericanista.

Para orientar y perfilar nuestra acción política y con ese objetivo central, requerimos lo siguiente:

- Fortalecer el polo y la alternativa de izquierda, que tiene un programa de gobierno y que requiere seguir avanzando en su construcción y desarrollo.

- Abrir paso, desde la izquierda, a las máximas convergencias posibles y necesarias, para enfrentar a la derecha y para ensanchar la ruta democratizadora. Deberíamos formular ahora un enfático llamado a la convergencia social y política para derrotar a la derecha y para la conquista de un gobierno de nuevo tipo. Sería un grave error y un profundo retroceso, en las actuales circunstancias, aislarnos y que nos aíslen.

- Proponemos la realización de una nueva Asamblea Nacional de la Izquierda para impulsar estos contenidos y dar mayor protagonismo y crecimiento a la izquierda.

- Requerimos trabajar mucho más con los doce puntos acordados entre la concertación y el juntos podemos, más la también acordada propuesta de reforma tributaria. Estos contenidos se transforman ahora en una muy poderosa carta de navegación política para entendimientos, convergencias y alianza.

- La derrota de la derecha y la conquista de un gobierno de nuevo tipo, con un programa democrático, son los elementos que nos deben ordenar nuestras alianzas para este período.

III). LA DEFINICION DE LA POLITICA EXTERIOR

A pocas horas de la segunda vuelta presidencial, Sebastián Piñera delineó aspectos sustantivos de lo que será su política exterior.

En reunión con corresponsales extranjeros se mostró partidario de componer un "eje" con los presidentes derechistas Calderón, de México; Uribe, de Colombia; García del Perú, y aunque no los mencionó, sí considera en esa correlación al jefe de estado de Panamá.

En forma simultánea a esas declaraciones, Piñera lanzó una directa crítica al Presidente Hugo Chávez y a la Revolución Bolivariana, adelantando incluso contenidos de lo que será su presencia como Presidente electo en la próxima Cumbre del Grupo de Río. Sus cuestionamientos a Venezuela apuntaron a lo que denominó como "populismo" e intentos "totalitarios". Hay que recordar que el Grupo de Río tuvo una muy positiva transformación reciente, al incorporarse con plenos derechos Cuba.

Pero Piñera no quedó sólo ahí.

No pasaron muchas horas de estos primeros anuncios del nuevo jefe de estado chileno, cuando el vocero del Departamento de Estado norteamericano se apresuró a mostrar su alegría por la "ejemplar elección" de Piñera y señalar que esperan ansiosos trabajar con su nuevo "socio".

LO QUE VIENE

Chile, formalmente, es parte de UNASUR, aún cuando la derecha ha votado en contra en el Parlamento para su incorporación oficial.

De hecho, Michelle Bachelet fue presidenta pro tempore de UNASUR y su momento más relevante fue cuando en Santiago de Chile, UNASUR se reunió para condenar los intentos golpistas norteamericanos en Bolivia y expresó su respaldo claro al Presidente Evo Morales. En esa misma reunión quedaron bastantes descolocados García y Uribe.

Es bien probable que Piñera trate de cerrar la participación de Chile en UNASUR y debilitar su incidencia como sub-sistema de integración multilateral.

Con esa línea buscará debilitar la potente política exterior del gobierno de Lula y por cierto del Presidente Hugo Chávez.

Si hay un paso estratégico para intentar detener el avance emancipador de los pueblos de América, en estos momentos, es "minando" las bases que sustentan los desarrollos de integración y que se expresan, claramente, en sub sistemas como UNASUR.

Luego, desde esa nueva posición de fuerza internacional, resulta coherente que Piñera pretenda frenar la creciente influencia del sub-sistema de integración más avanzando en el continente, el ALBA, y desde una línea pro norteamericana fortalecer la hegemonía estratégica de la OEA, hasta ahora interpelada y cuestionada por esos mismos avances populares e integracionistas.

Ciertamente, la elección de Piñera ha sido un potente aliento a las derechas de América, las mismas que en décadas pasadas respaldaron e impulsaron golpes de estado, dictaduras y la imposición del capitalismo en su expresión más salvaje, especulativa y depredadora.

Hay que reconocer que la temprana inserción de Chile en el mundo globalizado capitalista, en esta nueva fase, la impulsaron los gobiernos de la concertación. Tal línea de política exterior sólo sufrió un corrimiento hacia posturas de cercanía y de lazos de intercambio con América Latina y El Caribe en el gobierno de Michelle Bachelet. Ante eso la derecha criolla reaccionó con fuerza y dura crítica.

Hay que asumirlo. En el continente no es fácil la compresión de la real situación política de Chile. Hay confusión y también ciertas distorsiones evidentes.

Se requiere superar todo eso y abrir paso a un proceso en el cual, efectivamente, surjan las verdades. En el marco de una contraofensiva imperialista en todos los terrenos, incluido el militar, nuestra hipótesis de trabajo es que Piñera será un fiel aliado de esas políticas norteamericanas.

IV. El Partido: Desafíos, Fortalezas y Debilidades.

Efectivamente, en un cuadro contradictorio por el triunfo de la derecha en las presidenciales y la elección de tres diputados comunistas, hemos logrado un gran avance con nuestra política. El partido ha hecho una importante experiencia de masas, electoral y política extraordinariamente significativa. Hay experiencias relevantes acumuladas que debemos generalizar para el conjunto de la organización. Son una base para enfrentar los desafíos.

Sin embargo, esto no implica desconocer nuestras debilidades y ser autocrííticos.

Lo que explica las carencias, la todavía débil relación con las masas, los retrasos en muchos frentes del partido, es una debilidad política, en primer lugar. Esa debilidad política se expresa por cierto orgánicamente en el partido, pero es en el origen una debilidad política.

Todavía hay una carga grande y pesada, que se expresa dentro y fuera del partido, en contra de la política que hemos definido y que estamos implementando. Esa carga se refleja en todos los niveles y actividades de nuestra organización.

Este es el asunto de fondo y debemos enfrentarlo para cambiar y mejorar todo lo que haya que transformar y elevar en calidad.

Debemos partir por analizar el papel de la dirección política y evaluar cómo se usan las responsabilidades políticas para mejorarlas.

En este contexto, llamamos al partido a comenzar una intensa evaluación en cada comité regional.

Del mismo modo, debemos iniciar un proceso rápido para mejorar y poner a la altura de los desafíos nuestro trabajo ideológico, comunicacional, de agitación y propaganda, de relaciones políticas, municipal, sindical y territorial en general, de todos los frentes que cubren las áreas y comisiones nacionales.

En este marco, necesitamos observar y mejorar nuestras prácticas organizacionales.

Tal como hemos planteado, el partido, a pesar del resultado electoral presidencial, objetiva y subjetivamente ha quedado bien posicionado. En un escenario complejo, como lo ya descrito, cobra mayor importancia aún realizar diagnósticos y análisis del partido que tenemos y necesitamos.

Haber obtenido más alcaldes y concejales en las elecciones municipales, y por sobre todo, la elección de tres diputados comunistas, nos dejan como conclusión que allí donde se fue a las organizaciones sociales, se trabajó y debatió con ellas, las ideas de los comunistas se abrieron camino. Por ende elevar la presencia e influencia en las organizaciones sociales, como también la calidad del trabajo con ellas, es indispensable para avanzar en nuestra política.

En el plano de masas debemos poner especial énfasis en el movimiento sindical y las organizaciones de trabajadores y trabajadoras, se necesita hacer crecer el movimiento sindical en número de afiliados(as), en demandas, en convergencias sociales y políticas. Que permitan no sólo tener centralidad en los objetivos del movimiento, sino también evitar el trabajo de división y atomización vía nuevas centrales sindicales que puede explotar la derecha en el poder.

En el sector privado – que sin duda elevará su papel dada la represión que operará sobre los trabajadores del sector público - creemos golpearán con crudeza las políticas de la derecha en el gobierno. Definiciones de sectores estratégicos, tales como el cobre, construcción, forestales, salmoneros, agroindustrial, sector servicios y retail, deben ir acompañas de planes de trabajo, definiciones de activismo hacia los mismos, entre otros. No descuidar el fortalecerlo en el sector público, los intentos por jibarizar aún más el Estado no son descartables. Todo ello acompañado de una comprensión más fina del papel de los nuevos asalariados en la sociedad y en la política.

Otro eje del trabajo de masas que debemos elevar su calidad es el trabajo municipal. Entendido tanto desde la representación popular de los concejales y alcaldes, como también de las organizaciones sociales territoriales asociadas a la comuna. Debemos coordinar el trabajo del partido con las concejalías y alcaldías, insertarnos en el trabajo de las organizaciones sociales del territorio, recomponer tejido social y recuperar lazos que hemos debilitado ampliamente. Las juntas de vecinos, clubes de adulto mayor, deportivos, centros de madres, etc. Se han despolitizado no sólo por la acción clientelar y asistencialista de la concertación y la derecha, sino también porque nos retiramos, o no hemos ido a disputar sus conducciones. Debemos proponernos desde ya la mantención de nuestras alcaldías, y la disputa seria de alcaldías simbólicas. Debemos hacer un plan de trabajo que impida el aislamiento de nuestros alcaldes, concejales y CORES.

El trabajo de fortalecimiento de izquierda y construcción de convergencias de oposición también se expresará en la organización y movimiento social. De ahí que temas relevantes en la construcción de convergencias serán la cultura, mujeres, juventud, medioambiente, Derechos Humanos y Pymes.

Elevar la calidad del partido y su trabajo, también implica revisar nuestra militancia. Fenómenos tales como militar en comunas que no son la de origen, militar en comuna y no en el lugar de trabajo, células con nulo trabajo de masas, etc., son prácticas que debemos erradicar.

Finalmente, debemos pasar a la ofensiva, y en tal sentido necesitamos preparar con otra dimensión y autoexigencia el cuatro de marzo, el ocho de marzo y especialmente el 11 de marzo, día en que asumen nuestros diputados y vamos a rendir homenaje a Gladys en Valparaíso. Del mismo modo, el Primero de Mayo de este año nos plantea expresar allí el nuevo rol que debe asumir la CUT en las luchas sociales y en las convergencias para enfrentar y derrotar a la derecha.

En gran medida de nosotros depende que el triunfo de la derecha sea un hecho transitorio en la vida política del país.

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INFORME DE RESOLUCIONES XVI PLENO DEL CC DEL PC

Escrito por oficina de prensa PARTIDO COMUNISTA DE CHILE
Presente edicion por PROYCOM-VOZSIGLO21
25 de Enero de 2010

1. El CC aprueba por unanimidad y saluda el informe presentado por la CP, que se considera da cuenta del nuevo escenario político que se está conformando en el país. Las resoluciones que siguen apuntan a destacar las principales tareas que el partido se plantea en la nueva coyuntura.

2. Los comunistas declaramos que la responsabilidad de la derrota de Concertación radica en la propia coalición, que durante largos 20 años no tuvo la voluntad política de hacer los cambios reclamados por el pueblo manteniendo, por el contrario, el predominio de políticas neoliberales en su gestión como gobierno. A la derrota contribuyó también la campaña realizada por ME-O, que generó confusión entre sectores descontentos de la concertación y termino facilitando el apoyo a la derecha de un alto porcentaje de ellos.

3. El CC saluda los esfuerzos desplegados por el conjunto del partido durante la campaña de segunda vuelta. Se continuó desplegando una línea política que se ha revelado en la práctica como exitosa. Los importantes avances registrados, en especial la elección de tres parlamentarios, no deben sin embargo invalidar la necesaria crítica y autocrítica de nuestra propia actuación en el proceso electoral recién pasado.

4.. El pleno es enfático en señalar seremos una oposición firme y decidida al gobierno de Piñera, oposición que realizaremos tanto desde el terreno de la movilización social como desde el parlamento.

5. Los comunistas convocamos a las organizaciones y partidos del Juntos Podemos - Frente Amplio y de la Concertación a generar amplias convergencias democráticas, que hagan posible defender las conquistas del pueblo – amenazadas por el gobierno de Piñera - y, al mismo tiempo, a luchar por las transformaciones democráticas necesarias para superar los nefastos efectos de la política neoliberal impulsada en los últimos años.

6. Hacia el futuro, como señala el Informe, los 12 doce puntos establecidos y acordados entre la Concertación y su ex candidato presidencial, Eduardo Frei, y el Juntos Podemos Más - Frente Amplio y el ex candidato presidencial de la Izquierda, Jorge Arrate, son un pilar fundamental para convergencias políticas y caminos de movilización y lucha social. Requerimos trabajar mucho más con los doce puntos acordados, más la también acordada propuesta de reforma tributaria. Estos contenidos se transforman ahora en una muy poderosa carta de navegación política para entendimientos, convergencias y alianzas.

7. Los comunistas nos planteamos el desafío de crear una nueva mayoría democrática que derrote a la derecha en las próximas elecciones y abra paso a las transformaciones democráticas postergadas durante los gobiernos de la concertación. La derrota de la derecha y la conquista de un gobierno democrático y de justicia social, con un programa democrático, son los elementos que deben ordenar nuestras alianzas para este período.

8. Proponemos la realización – en principio en mayo de 2010 - de una nueva Asamblea Nacional de la Izquierda para impulsar nuestras propuestas y dar mayor protagonismo y crecimiento a la izquierda. Esta asamblea debe posibilitar ampliar las fuerzas y sectores hasta ahora convocados, permitiendo el fortalecimiento e identidad de nuestro conglomerado.

9. La complejidad del nuevo escenario que surge con la llegada de la derecha al gobierno, sumado a la diversidad de temas planteados en la rica discusión del CC, lleva a mandatar a la CP para que organice un ciclo de discusiones temáticas, que permitan profundizar a los compañeros y compañeras que pertenecen a los respectivos frentes y a los miembros del CC en el análisis, conocimiento y discusión de los nuevos problemas planteados por el escenario político actual. Las discusiones temáticas que resultan del intercambio del CC son, entre otras: a) causas y consecuencias del triunfo de la derecha y la derrota de la concertación; b) profundización del estudio y análisis de clase de los sectores que votaron por la derecha; c) fenómenos de pérdida de conciencia de clase de importantes sectores del pueblo; d) rol del sistema educacional actual como funcionalidad ideológica al modelo neoliberal; e) política cultural de la izquierda; f) fortalecimiento del movimiento sindical; g) movimiento juvenil e impacto político y electoral que significara la puesta en práctica de la inscripción automática; h) revisión de los avances y limitaciones de nuestra política respecto de pueblos originarios; i) la situación de los DDHH, la impunidad instalada por la concertación y el riesgo del blanqueo de los violadores de DDHH por el gobierno de Piñera; j) el papel de los medios de comunicación del Partido en la nueva situación política.

10. De la misma manera, se propone la realización de debates entre las estructuras regionales y la dirección central del Partido, para profundizar el estudio de las experiencias electorales y político sociales realizadas en los territorios que comprenden y proyectarlas en una nueva y mayor calidad de la conducción política de las direcciones intermedias.

En este sentido, se hace un llamado al CC a participar del ampliado nacional sindical de este 28 de enero en el ICAL con una delegación del más alto nivel.

11. Con el propósito de aportar más información para el análisis de la situación política, se entregará - en anexo a estas resoluciones - un cuadro resumen de las cifras electorales recientes, preparado por la Comisión Nacional Electoral.

12. Durante este año está prevista la realización de nuestro 24º Congreso Nacional. Los resultados de las discusiones temáticas constituirán un insumo importante para el debate del conjunto del Partido en el desarrollo del Congreso, que tendrá como sello la apertura a la discusión con las masas y sus organizaciones.

13. El Pleno acuerda desarrollar una ofensiva de información a los pueblos y Gobiernos de América Latina y del mundo respecto del peligro que significa la llegada de la derecha al gobierno de Chile.

14. En las actuales condiciones, se acrecienta el papel del movimiento sindical. Se elevan las responsabilidades de la CUT en defensa de los intereses y derechos de los trabajadores y el pueblo. El Partido debe prestar todo su concurso para fortalecerla y lograr que alcance la dimensión social y política que exige el nuevo cuadro político en desarrollo.
En este mismo sentido, el fortalecimiento del movimiento sindical, tanto del sector privado como público debe permitirnos crecer al interior del movimiento sindical. El Pleno saluda la obtención de la Secretaria General de la ANEF por una militante de Partido.

15. De la misma manera, el Pleno destaco la necesidad de dar un nuevo impulso al trabajo territorial, en particular el municipal, utilizando en ello las ricas experiencias ganadas durante la campaña parlamentaria.

16. El CC tomo conocimiento de la carta enviada por nuestro candidato presidencial, compañero Jorge Arrate a nuestro Presidente del Partido, en la que le agradece con emoción haber sido recibido en las filas del Partido y expresa su reconocimiento al trabajo realizado con miembros del partido y de la Juventud durante la campana. Al término de esta etapa, Jorge Arrate solicita recuperar su calidad legal de independiente, para seguir contribuyendo al fortalecimiento de la izquierda en esa condición.

17. El Pleno se impuso de la delicada situación de salud de nuestro querido camarada Italo Rojas, a quien hace llegar el afecto del CC.

18. El CC constató las condiciones favorables que existen para el crecimiento del Partido, nuestra política y la actuación desarrollada en las elecciones, incluida la segunda vuelta, permiten que muchos sectores miren al Partido como referente y fuerza política a la cual incorporarse, debiendo tomar medidas para posibilitar ese crecimiento.

19. El Pleno tomó conocimiento del programa de actividades centrales programadas para el mes marzo, llamando al partido a comprometerse activamente y en la calle en las luchas que marcarán el inicio de nuestra oposición al gobierno de Piñera. Entre las actividades destacadas figuran:

a) Conmemoración del Día Internacional de la Mujer, este 8 de marzo, con movilización y actos que permitan desde los derechos de las mujeres, convocar una convergencia amplia político social.

b) 11 de marzo, desarrollar una jornada que permita relevar la incorporación de nuestros diputados comunistas al Parlamento después de 37 años, y conmemorar el aniversario de la muerte de nuestra Compañera Gladys Marín. Dicha jornada tendrá carácter nacional y se desarrollará en Valparaíso.

c) Aniversario del degollamiento de nuestros compañeros Natino, Parada y Guerreo, el pleno acordó realizarlo el domingo 28 de marzo, también en el marco de una movilización masiva y con amplia convergencia político-social.

FIN