lunes, 28 de septiembre de 2009

ESTA DEBERÍA SER LA ÚLTIMA ELECCIÓN CON SISTEMA BINOMINAL.


Entrevista de El Siglo a Juan Andrés Lagos, Miembro de la Comisión Política del Partido Comunista de Chile
(Edición El Siglo del 25 de septiembre al 1 de Octubre)

“Esta debería ser la última elección con sistema binominal. Porque esto es lo que provoca la crisis de representación, una descomposición generalizada del sistema político. Sobre esa base es que actúa la izquierda para platearse el gran desafío de romper la exclusión”.

“La elección de un candidato de derecha sería un gran retroceso. Y podría no solamente fortalecer el ciclo de la contra ofensiva de derecha a nivel regional, sino también iniciar un ciclo de descomposición en este país”.

“Esta batalla es presidencial y parlamentaria. Es un profundo error pensar que una cosa es más importante que la otra. El Presidente del Partido lo ha señalado con mucha claridad: en lo nacional, el eje de la batalla está dado por la candidatura presidencial. Y nuestra perspectiva, y del propio candidato, es romper la exclusión”.

Lucha contra la exclusión: Ponernos a la hora de América Latina

A pocos días de la inscripción de la lista parlamentaria del Pacto Contra la exclusión, y de la inscripción del candidato presidencial de la izquierda, conversamos con Juan Andrés Lagos, Jefe de la Campaña Presidencial de Jorge Arrate y Encargado de Relaciones Internacionales del Partido Comunista.

Pregunta F.Q.: -En estos días, la derecha ha salido fuertemente a la palestra y ha traído a un viejo conocido de la derecha europea para intervenir en la política chilena: ¿qué opinión le merece esa actitud y a qué la atribuye?

J.A.Lagos.: Quisiera partir por las señales explícitas que está dando la derecha chilena, en una ofensiva que cuenta con apoyo contundente a nivel europeo y podríamos decir de importancia mundial, como traer a Aznar, que es una persona que ya mintió cuando culpó a la ETA de un atentado en España y luego para justificar su apoyo a la invasión norteamericana a Irak, afirmando que ese país poseía un arsenal de armas atómicas.

Eso refleja claramente la tremenda preocupación de la derecha por la realización del pacto instrumental. Y ahora salto a la tarea principal del momento político: la realización del pacto instrumental es que sean elegidos los candidatos comunistas del Juntos Podemos.

Sin duda se puede analogar el éxito del Pacto Instrumental con los avances que observamos en varios procesos que tienen por escenario a América Latina. Es parte y expresión de eso. En la región, en todos los procesos de emancipación uno de los factores que han permitido la conquista de gobiernos es la vía de una fuerte lucha social y política y una ascendente representación parlamentaria. En todos: Ecuador, Brasil, Argentina, Bolivia, Uruguay, Paraguay, Venezuela, El Salvador, que llega a la conquista de un gobierno democrático, de izquierda, con representación con muchos combatientes de los 80 que son luego destacados parlamentarios de la bancada del Farabundo Martí.

Es previsible que gestos como el de Aznar se repitan en los próximos meses. Creo que la ofensiva del gobierno colombiano de Uribe, la mano intervencionista norteamericana, todo esto tiene que ver con tratar de sostener en Chile una política de los consensos, uno de cuyos ejes básicos es la exclusión de la izquierda y en particular del Partido Comunista. Esta mal llamada transición partió con un pueblo en lucha ascendente que presionaba por una salida democrática, “a la plebeya” en el sentido de un gobierno democrático provisional, con Asamblea Constituyente y una nueva Constitución. Y que estaba en lucha, con distintas formas y con una amplitud y unidad nacional muy grandes. Eso se rompe; se aísla a la izquierda, se aísla al PC y eso es lo que permite negociar una transición pactada. Lo que en el fondo estamos enfrentando es una de las claves profundas del carácter de esta mal llamada transición.

Fíjate que la Presidenta de la República ha señalado con énfasis que una de las cosas que quedan como deuda pendiente es el cambio del sistema político. Esta debería ser la última elección con sistema binominal. Porque esto es lo que provoca la crisis de representación, una descomposición generalizada del sistema político. Sobre esa base es que actúa la izquierda chilena, el Partido Comunista, el Juntos Podemos, para platearse el gran desafío que significa romper la exclusión. Por eso es tan importante esto y por eso también hay que tomar nota de lo fuerte que es la ofensiva derechista para evitarlo. Yo no tengo ninguna duda de que en este momento la concentración principal del esfuerzo derechista, junto con tratar de elegir a Piñera, es evitar que candidatos del PC y del Juntos Podemos sean elegidos al parlamento.

F.Q.: -Pareciera, por momentos, que vamos a la zaga o remando contra la corriente de lo que ocurre en la mayoría de los países de América Latina…

J.A.L.: Chile tiene la posibilidad de ponerse a la hora de América Latina.

Y esta batalla es presidencial y parlamentaria. Es un profundo error pensar que una cosa es más importante que la otra. El Presidente del Partido lo ha señalado con mucha claridad: en lo nacional, el eje está dado por la candidatura presidencial. Y nuestra perspectiva, y del propio candidato, es romper la exclusión. Entonces, a los amigos de la izquierda, a los militantes, al que no milita pero es votante de izquierda, tenemos que explicitarle esta idea fuerza de este período. Porque de esta manera nos estamos poniendo al día con la batalla central que se libra en el continente.

La prueba más contundente de esto es la que dio el encargado de Relaciones Internacionales del Partido de los Trabajadores de Brasil en el acto de proclamación de Jorge Arrate, al explicar lo grave que sería que en Chile se eligiera un candidato de la derecha. Porque el eje conservador derechista en este momento está a la ofensiva en el continente. Están sobre Argentina, sobre Brasil, sobre Chile; tienen el gobierno de Panamá. La izquierda chilena tiene una gran responsabilidad histórica en este sentido, y no se pueden mirar estas cosas de una manera ligera y rápida. No da lo mismo que sea elegido un Presidente de derecha en este país. Yo no creo en la idea, que me parece además equivocada desde el punto de vista marxista, de que agudizar las contradicciones puede generar mejores condiciones para la lucha popular. La elección de un candidato de derecha sería un gran retroceso. Y podría no solamente fortalecer el ciclo de la contra ofensiva de derecha a nivel regional, sino también iniciar un ciclo de descomposición en este país. Si ya no es fácil cuando no es gobierno, nada indica que con el poder que tiene la derecha, agregado al poder que les daría el gobierno, la lucha popular sea más fácil. Además es un poquito mirar de una manera limitada la lucha política, la lucha de clases.

Por eso me parece muy equivocado y peligroso que sectores que se dicen progresistas, e incluso de izquierda y que han levantado candidaturas presidenciales y parlamentarias no asuman a plenitud esta batalla. Que no la asuman con la generosidad política que se requiere para avanzar en el campo democrático. Me refiero concretamente a sectores del MAS, incluso a quienes respaldan a Marco, en sentido de que necesitamos a partir de ahora confluencias que se pueden dar a propósito de que estamos en la misma pelea.

Las razones son muy de fondo y en un escenario de primera vuelta está claro que la batalla contra la exclusión requiere de todas las fuerzas. Creo que al calor de la campaña esto se va a ir conjugando. Lo importante es comprender que el pacto Concertación-Izquierda Juntos Podemos es un pacto instrumental que permite efectivamente avanzar en esta dirección.

Se ha dado el hecho de que también la Concertación requiere de este pacto instrumental, como lo decía el propio Presidente del PC. Se partió en 1996 cuando Gladys era Secretaria General del Partido y en ese tiempo, con la política de los consensos, el cogobierno derecha-Concertación tenía una estabilidad plena. Y si bien algunos partidos de la Concertación estuvieron de acuerdo en hacer el pacto instrumental, otros estuvieron en contra. Por eso, esto se lo puede mirar desde antes: el PC votó por el programa de Aylwin. Porque también se vio la posibilidad de conformar una plataforma programática que hoy día la asume en su deuda histórica la candidatura presidencial de Jorge Arrate. Y la asume explícitamente. En las últimas declaraciones ha quedado claro que la “herencia política”, que no es herencia del pasado porque es herencia no cumplida, está en manos de esta candidatura presidencial y de esta izquierda que la toma con mucha fuerza. Entonces, creo que las posibilidades de generar convergencias políticas, sociales, propagandísticas, para enfrentar este gran desafío son muy grandes.

F.Q.: -Aquí habría un interés político sincero de la Concertación, pero en el caso de un escenario de segunda vuelta, ¿se trataría para la izquierda de restablecer el gobierno de una coalición que no cumplió su programa?

J.A.L.: Yo creo que el PC no se va a perder. El PC jamás va a votar por la derecha. Eso está absolutamente descartado. Yo te llevaría al campo de la política, de la táctica. Tú tienes razón: efectivamente hay una serie de cuestiones no cumplidas, hay una sobre representación que impide que proyectos transformadores se puedan aprobar, y en parte porque también existió la voluntad política de mantener los consensos. Te pongo un ejemplo muy concreto: los estudiantes generan la movilización nacional más grande desde el tiempo de la dictadura, con apoyo de apoderados y profesores y el respaldo de los trabajadores. Se acoge de alguna u otra manera ese movimiento. Se constituye, aunque un poquito sesgada, una comisión. Sin embargo, se privilegia un proyecto de ley negociado y concordado con la derecha, que es un desastre en muchos aspectos y que mantiene y prolonga una estructura de inequidad y falta de calidad en la educación. Incluso, en el Congreso Ideológico de la DC se vota y gana el voto de fin al lucro; se confrontan profesores, estudiantes, militantes doctrinarios versus aquellos vinculados al negocio de la educación, y no lo digo en términos peyorativos pero es que son sostenedores. Lo que te quiero decir es que la transversalidad en esto es muy alta, sin embargo eso no se refleja en la situación política. Por lo tanto, no es un problema de querer o no querer, sino de generar las condiciones políticas para que efectivamente se empuje al cambio.

Nosotros, en verdad, lo que estamos tratando de generar son condiciones para se provoque la transformación en la representación parlamentaria. A veces no nos damos cuenta de que nuestras propias ideas de alguna manera están haciendo curso.

Es indudable que el escenario de movilizaciones y de lucha social de este momento es superior. Lo que había antes era una o dos movilizaciones al año, con mucha fuerza y mucho esfuerzo. Eran movilizaciones orgánicas; ahora son movilizaciones populares, ciudadanas, de una dimensión mucho más alta y mayor. Y eso también tiene que ver con un clima distinto que se ha instalado en el país.

F.Q.: -Cuando se habla del pacto hay un intento de desinformación muy torpe pero que en alguna medida puede influenciar, ser creído por alguna gente en el sentido de que también es pacto de gobernabilidad. Si se considera que la Concertación seguiría de alguna manera fiel a sus prácticas, ¿no significaría que a falta de consenso con la derecha se pueda hablar de un cogobierno con la izquierda?

J.A.L.: Aquí es donde uno tiene que agarrarse de la doctrina, por decirlo así. En este cuadro la autonomía del Partido y de las fuerzas de izquierda no está en cuestión.

Aquí hay una izquierda histórica, esa que mantiene posiciones y sigue creyendo que el único futuro que tienen el planeta y la humanidad es el socialismo. Es la que hoy está en un proceso de acumulación de fuerzas ascendente. O sea, estamos pasando por otro período. En ese sentido, yo diría que hace rato que está zanjada la posibilidad de ingresar a un gobierno de esta naturaleza. Lo que estamos planteando es un proceso de acumulación de fuerzas para conquistar un gobierno de izquierda; con alianzas hacia el centro político, pero un gobierno de nuevo tipo.

F.Q.: -Durante un largo tiempo se especuló dentro de la izquierda, la izquierda comunista, sobre la posibilidad y la conveniencia de una superación o autodestrucción de la Concertación…

J.A.L.: Yo creo que esa reflexión ya partió incluso al interior de la Concertación. Con ese bloque tenemos diferencias, pero te diría que este proceso político hacia la perspectiva social profunda, supera a la actual Concertación si estamos hablando de un proceso de cambios hacia la justicia social, la emancipación, la integración, la independencia nacional real. Si estamos hablando de eso, ese paradigma, ese proyecto, supera a la actual Concertación. Y no tengo ninguna duda de que importantes sectores de ella van a estar en un proyecto de esa naturaleza. Además, desde el punto de vista de la izquierda, tienen que estar porque ahí hay una parte importante del pueblo chileno, que ha conocido procesos emancipadores recientes: en Ecuador, en Bolivia y en Venezuela. Una parte significativa de las bases populares, sociales y políticas de esos gobiernos no provienen del campo propiamente de izquierda, sino de un campo que se ha ido transformando hacia proyectos democráticos y progresistas. No partieron de ahí, se fueron haciendo. Y por lo demás, ¿por qué en Chile hay dirigentes sociales, hay pueblo concertacionista? Lo que tenemos que revertir es que la derecha histórica todavía tenga presencia en poblaciones con arraigo popular. Pero quiero dejarlo claro: la superación de la Concertación es una necesidad histórica desde el punto de vista de una nueva correlación en donde también sectores muy significativos de ella van a estar o deberían estar en este proyecto. Ahora, en esa etapa yo tampoco descarto, al contrario, momentos en los cuales concordemos con la actual Concertación pasos democratizadores. En concreto, el Pacto Instrumental es eso.

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